Los hábitos son acciones que realizamos de forma rutinaria sin pensar demasiado en ellas. Desde despertar a una hora determinada, hasta cepillarnos los dientes antes de dormir, los mismos son una parte integral de nuestras vidas. Pero ¿cómo se forman estos en nuestra mente? ¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando adoptamos uno nuevo?

Cuando comenzamos a realizar una nueva rutina, como hacer ejercicio o meditar diariamente, nuestro cerebro comienza a cambiar. En particular, se produce un aumento en la actividad en una parte del cerebro llamada ganglios basales. Esta región es la responsable de ayudarnos a aprender nuevas habilidades y de automatizarlas, para que se conviertan en patrones definidos de conducta.

En los primeros días, de adoptar un nuevo hábito, nuestro cerebro está activamente tratando de aprender y memorizar la nueva acción. Durante este tiempo, nos encontramos tomando decisiones conscientes sobre realizar la práctica, recordando por qué la estamos haciendo y esforzándonos por no olvidarla.

Con el tiempo, la actividad en los ganglios basales disminuye, a medida que la acción se vuelve más rutinaria. El cerebro comienza a automatizar la práctica, lo que significa que la realizamos sin pensarlo conscientemente. En lugar de hacer una elección consciente cada vez, la actividad se convierte en algo que simplemente hacemos automáticamente, sin esfuerzo.

El proceso de automatización de un hábito se debe en parte a la formación de conexiones neuronales más fuertes en el cerebro. Cada vez que realizamos la acción, es como si estuviéramos fortaleciendo un músculo. Estas conexiones se vuelven más desarrolladas y la ejecución de la práctica se vuelve más fácil de realizar.

Además, la producción de dopamina en el cerebro juega un papel importante en la formación de dichas rutinas. Esta funciona como un neurotransmisor, que se libera en el cerebro cuando hacemos algo que nos hace sentir bien. Cuando comenzamos a crear una nueva costumbre, es posible que no sintamos inmediatamente los efectos positivos, pero a medida que la hacemos con regularidad, la producción de dopamina aumenta.

La producción de esta biomolécula crea una sensación de recompensa en el cerebro, lo que hace que sea más probable que sigamos realizando la acción. Es como si nuestra mente estuviera diciendo: “Esto es bueno para ti, sigue haciéndolo”. Este efecto de recompensa, también es lo que puede hacer que sea difícil romper los hábitos poco saludables, ya que nuestro cerebro ha aprendido a asociarlos con la producción de dopamina.

Una vez que una rutina está bien establecida, puede ser difícil cambiarla. Esto se debe en parte a que las conexiones neuronales son muy fuertes y el cerebro ha aprendido a asociar la acción con una sensación de recompensa placentera. 

Sin embargo, no es imposible cambiar un hábito. Puede ser útil cambiar el entorno o las circunstancias que rodean a este, o crear nuevas asociaciones positivas para reemplazar las antiguas. La formación de una nueva rutina es un proceso complejo, que implica cambios en la actividad neuronal en el cerebro y la producción de dopamina. 

Alexander Vásquez
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Los hábitos son acciones que realizamos de forma rutinaria sin pensar demasiado en ellas. Desde despertar a una hora determinada, hasta cepillarnos los dientes antes de dormir, los mismos son una parte integral de nuestras vidas. Pero ¿cómo se forman estos en nuestra mente? ¿Qué sucede en nuestro cerebro cuando adoptamos uno nuevo?

Cuando comenzamos a realizar una nueva rutina, como hacer ejercicio o meditar diariamente, nuestro cerebro comienza a cambiar. En particular, se produce un aumento en la actividad en una parte del cerebro llamada ganglios basales. Esta región es la responsable de ayudarnos a aprender nuevas habilidades y de automatizarlas, para que se conviertan en patrones definidos de conducta.

En los primeros días, de adoptar un nuevo hábito, nuestro cerebro está activamente tratando de aprender y memorizar la nueva acción. Durante este tiempo, nos encontramos tomando decisiones conscientes sobre realizar la práctica, recordando por qué la estamos haciendo y esforzándonos por no olvidarla.

Con el tiempo, la actividad en los ganglios basales disminuye, a medida que la acción se vuelve más rutinaria. El cerebro comienza a automatizar la práctica, lo que significa que la realizamos sin pensarlo conscientemente. En lugar de hacer una elección consciente cada vez, la actividad se convierte en algo que simplemente hacemos automáticamente, sin esfuerzo.

El proceso de automatización de un hábito se debe en parte a la formación de conexiones neuronales más fuertes en el cerebro. Cada vez que realizamos la acción, es como si estuviéramos fortaleciendo un músculo. Estas conexiones se vuelven más desarrolladas y la ejecución de la práctica se vuelve más fácil de realizar.

Además, la producción de dopamina en el cerebro juega un papel importante en la formación de dichas rutinas. Esta funciona como un neurotransmisor, que se libera en el cerebro cuando hacemos algo que nos hace sentir bien. Cuando comenzamos a crear una nueva costumbre, es posible que no sintamos inmediatamente los efectos positivos, pero a medida que la hacemos con regularidad, la producción de dopamina aumenta.

La producción de esta biomolécula crea una sensación de recompensa en el cerebro, lo que hace que sea más probable que sigamos realizando la acción. Es como si nuestra mente estuviera diciendo: “Esto es bueno para ti, sigue haciéndolo”. Este efecto de recompensa, también es lo que puede hacer que sea difícil romper los hábitos poco saludables, ya que nuestro cerebro ha aprendido a asociarlos con la producción de dopamina.

Una vez que una rutina está bien establecida, puede ser difícil cambiarla. Esto se debe en parte a que las conexiones neuronales son muy fuertes y el cerebro ha aprendido a asociar la acción con una sensación de recompensa placentera. 

Sin embargo, no es imposible cambiar un hábito. Puede ser útil cambiar el entorno o las circunstancias que rodean a este, o crear nuevas asociaciones positivas para reemplazar las antiguas. La formación de una nueva rutina es un proceso complejo, que implica cambios en la actividad neuronal en el cerebro y la producción de dopamina. 

Alexander Vásquez
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3 Comments

  1. Noraika septiembre 13, 2023 at 7:10 am - Reply

    Siempre es bueno tener los habitos centrados en metas o propósitos,hay habitos que desarrollamos en nuestras vidas que no aportan nada y son necesarios cambiar,crear nuevos habitos con propósito es la mejor opción gracias siempre

  2. Santiago Genao septiembre 13, 2023 at 8:39 am - Reply

    Excelente informacion. Gracias Alex por los aporte a la cominicadad Latina ..

  3. Ramon septiembre 14, 2023 at 10:15 am - Reply

    Excelente artículo, hace poco leí un libro llamado “El Club de las 5 AM” de Robin Sharma, y allí en un capítulo habla precisamente lo que estás comentando acerca de los hábitos y como a medida que lo vas realizando en un periodo definido, ya se convierte en una rutina establecida, casi que automática; totalmente de acuerdo con tu artículo. Gracias por estas lecturas que nos ayudan a refrescar la mente y a motivarnos en nuestro desarrollo personal….

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